Roma es muchas veces descrita como una ciudad que inspira al amor. Las fantásticas historias y leyenda de amor en la Roma clásica llaman la atención gracias a la percepción de la sensualidad y el sexo. Se sabe que eran liberales y eróticos.
La antigua Roma tiene a muchos referentes del erotismo, como Venus y Afrodita. Frases que quedaron guardadas para la posteridad donde se hacía alusión a una vida sin ataduras.
Sin embargo, no narra la verdadera historia de las relaciones de amor en Roma Clásica. Por eso, en esta oportunidad, queremos desentrañar los elementos del romance en la antigua Roma.
Veremos cómo eran las relaciones amorosas, el matrimonio, la figura de las infidelidades y si había lugar para vínculos homosexuales.
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Relaciones de amor en la Roma clásica y antigua
Es cierto que la figura del amor y el erotismo tenía un gran significado para los romanos. Los textos y fuentes históricos nos muestran que vivían su sexualidad de forma muy abierta. No tenían tapujos a la hora de hablar o manifestar sus impulsos eróticos. Fue una sociedad que impulsó el sexo y el amor entre hombres y mujeres.
Sin embargo, como toda sociedad clásica, tenían sus reglas. Una de las más conocidas es que las parejas no se podían besar en las calles de Roma. Estaba prohibido por las leyes. Las parejas y amantes tenían que hacerlo en zonas escondidas.
Donde realmente se desataba la pasión era en la Terma, complejos parecidos a los saunas, donde se reunían las personas para relajarse y aprovechaban para mantener vínculos amorosos y sexuales, debido a la intimidad del lugar y a que permanecían desnudos, lo que daba paso a que los amores y pasiones se desencadenaran.
Matrimonio en la antigua Roma
El matrimonio en la Antigua roma, salvo casos excepcionales, carecía de afecto y atracción. El objetivo principal del matrimonio era procrear y dar a luz ciudadanos romanos que cumplieran las diferentes funciones que había en aquella época, como soldados, políticos o agricultores.
Debido a ello, la mayoría de los matrimonios surgían de acuerdos políticos y sociales. Las parejas no se conocían y solo se veía el beneficio a conseguir con la unión.
Rara vez las personas se casaban por amor. Siempre pensaban en darle continuidad a la sociedad y ayudar al estado para que Roma fuese más grande.
Derecho al beso
Roma, como gran parte de las sociedades antiguas, estaba regido por un pensamiento machista y patriarcal. Quienes llevaban el mando de la relación y el matrimonio eran los hombres. Por tanto, las mujeres tenían que obedecer a sus esposos y cumplir la misión del matrimonio, que como ya mencionamos era procrear.
Una de esas leyes inspiradas en el machismo de la época era el derecho al beso. Las mujeres estaban obligadas por la ley a darle un beso a su marido en la boca. Esta costumbre tenía el objetivo de saber si la esposa había bebido vino, cuya bebida era vista como un detonador del deseo y la lujuria. De esta manera, los maridos se aseguraban que sus esposas no le habían sido infieles a causa del vino.
Infidelidad en la Roma
Como sociedad amante de la sexualidad, es normal que se cometieran múltiples infidelidades en busca del placer y la lujuria. Eso, aunado a que los matrimonios eran concertados, sentaba las condiciones perfectas para la infidelidad, que ciertamente era común en la Roma antigua, pero solo bien vista o permitida en hombres.
Los machos de la relación solían mantener relaciones sexuales con esclavas, amantes, concubinas, prostitutas y hasta familiares de la esposa, quien solo debía asegurarse de tener hijo. Si las mujeres cometían adulterio, era suficiente para ganarse el repudio de la sociedad.
Homosexualidad en Roma
Se habla siempre de la Roma liberal y que los hombres mantenían relaciones entre sí. Especialmente por las esculturas que denotan una clara homosexualidad. No obstante, la homosexualidad no era del todo bien vista, de hecho llegó a ser sodomizada, puesto que el hombre tenía que ser un machó absoluto y dominar a las mujeres.
Si estos se dejaban dominar por otros hombres, y especialmente si se dejaba penetrar, también se ganaba el repudio de la sociedad. Aunque, como a lo largo de la historia, había lugares a voces donde los homosexuales se reunían y realizaban sus actos de amor.